No es solo Paramount, sino un consorcio de capitales árabes lo que le ha puesto un precio multimillonario a la dueña de HBO y DC, buscando crear un nuevo superpoder mediático que le plante cara al reinado de Netflix. Es una jugada audaz donde el dinero del petróleo busca comprar influencia en la cultura pop global.
El corazón de esta maniobra es el respaldo financiero de los fondos soberanos del Golfo, principalmente el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudita , junto a los de Qatar y Abu Dabi. Estos fondos, con una liquidez casi ilimitada, se aliaron con Paramount Skydance para lanzar una oferta integral por WBD, valorada en hasta 108 mil millones de dólares.
Este movimiento tiene un doble objetivo: en primer lugar, es una defensa directa contra Netflix, que también había presentado una oferta, aunque centrada solo en los estudios de cine y la división de streaming de WBD. La propuesta de Paramount, respaldada por el capital árabe, busca adquirir toda la compañía , desde los canales de cable hasta los estudios, forzando la creación de un conglomerado gigantesco capaz de competir en escala con el gigante de la ‘N’ roja.
Críticos y expertos regulatorios temen que esta inyección de capital extranjero pueda derivar en una concentración excesiva del mercado, mayores precios para los consumidores y, lo más sensible, un potencial conflicto de intereses en la línea editorial de medios informativos tan importantes como CNN, propiedad de Warner Bros. Discovery. Esta es una batalla donde el futuro del entretenimiento y el control de la información global están en juego.

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