La noche del sábado 29 de noviembre, alrededor de las 9:15 pm, el Shibuya Station, allá por la zona del Tec, estaba en ese punto perfecto donde sabes que la velada va a salir bien. Ese restaurante para quienes amamos el anime y los videojuegos: paredes decoradas con diseños de series conocidas, figuras coleccionables acomodadas con cariño y una repisa llena de mangas —incluido Demon Slayer— que cualquiera puede tomar y hojear mientras espera su comida. Las luces neón con iconos de One Piece, Naruto y Pokémon bañaban el espacio con un brillo colorido que combinaba con el aroma a ramen y las dulces bebidas coreanas. Todo tenía esa vibra de “este lugar entiende a los gaymers”.
La gente fue llegando poco a poco, hasta que ya éramos cerca de 25 personas repartidas por todo el lugar. En la entrada, la mesa doble de juegos de mesa se convirtió en un punto clave para quienes buscaban algo más táctico y clásico. Ahí las partidas fluían, cambiaban, se repetían, y la mesa nunca quedó sola en toda la noche.Mientras tanto, la pantalla central comenzó con las retas de Sonic Racing. Nadie esperaba encontrarse personajes desbloqueados como Patricio y Bob Esponja, y eso elevó el mood instantáneamente. Entre risas, gritos de sorpresa y competencias muy reñidas por el primer lugar, el ambiente se encendió de una forma muy natural. Sonic o Mario Kart nunca decepcionan cuando quieres que la gente se suelte o agarre confianza.
Pero el verdadero foco estaba al fondo, donde por primera vez montamos un formato especial de retas de Pokémon VGC. Dos teles con un sillón para cada entrenador, en medio un divisor con una tela para evitar ver movimientos ajenos, y detrás una mini tribuna de espectadores animando, grabando y comentando cada jugada. Ahí estábamos David, Boris y yo (Cocas) transmitiendo en vivo desde la cuenta de @GaymerNights, interactuando con la gente, explicando estrategias, haciendo bromas y entrevistando a ganadores y perdedores para que la transmisión tuviera ese toque fresco, divertido y cercano que queremos que la comunidad sienta.
La música de temas de batallas de todas las generaciones en cada combate fueron clave para aumentar la emoción y la atmósfera del restaurante se transformaba dependiendo del ritmo de la batalla. Fue ahí donde ocurrió la sorpresa de la noche: Agni, empujado por la suerte de unas ventiscas milagrosas de su Glaceon, se coló a la gran final, arrancando risas, reacciones y memes instantáneos del público. El duelo definitivo fue Memo vs. Agni, una batalla llena de tensión ligera y diversión genuina, donde cada turno cambiaba la energía del público. Después de un intercambio intenso y muy entretenido, Memo se llevó la victoria, con aplausos, gritos y las cámaras capturando el momento.
Después del VGC, pasamos al Smash, que mantuvo la energía arriba. Partidas emocionantes, espectadores animando y un ambiente relajado que se volvió perfecto para cerrar la parte competitiva de la noche. También premiamos al ganador, como es tradición.
Ya casi al final, pusimos música random para bailar un rato, relajarnos y bajar la adrenalina de los torneos. Algunos se despidieron temprano, otros se quedaron hasta el final. Y así, entre risas, emoción y un ambiente único, terminamos no solo una Gaymer Night más, sino el último fin de semana de noviembre, despidiéndolo con la energía perfecta: diversión auténtica, buena compañía y una vibra que solo nuestra comunidad Gaymernights puede dar.

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